- Escuchar. Escuchar a los niños y las niñas es el primer paso para comprender su estado emocional. Apoyarlos psicológica y emocionalmente significa, en primer lugar, estar cerca y hacerles sentir que sus preocupaciones y temores importan y no tienen nada de malo. Es esencial comprender sus necesidades para poder responder adecuadamente.
- Proporcionar información simple y clara. Decir la verdad de la manera más simple es siempre lo mejor. Para hacerlo, cada persona adulta debe consultar sitios web oficiales para evitar los bulos que surgen en este tipo de contextos. Brindar información utilizando un lenguaje simple que sea apropiado para su edad es la mejor manera de tranquilizarlos y facilitar la comprensión de lo que está sucediendo y cómo les afecta.
- No sobrexponer a la información. Evite hacer que los niños y las niñas estén demasiado tiempo expuestos a los medios de comunicación y las redes sociales para no amplificar la confusión sobre lo que ven y escuchan. La exposición excesiva también es probable que sea contraproducente y desencadene mecanismos de rechazo o minimización excesiva de la situación. La continuada visualización de imágenes de hospitales o mascarillas, así como la actualización constante del número de infecciones y muertes aumenta los pensamientos negativos, la incertidumbre y la ansiedad.
- Transmitir tranquilidad sobre las medidas de protección tomadas. Explique a los niños y las niñas que las personas adultas y las instituciones públicas están haciendo todo lo posible para protegerlos, tanto a ellos y ellas como a su familia y resto de personas cercanas. Es esencial hacer que entiendan que las medidas preventivas, como el cierre de escuelas, institutos, bibliotecas y otros lugares públicos o la suspensión de viajes y actividades extraescolares son medidas necesarias para tener mayor control y asegurar que la población esté adecuadamente protegida.
- Profundizar. Proponer momentos para profundizar en el tema, también con juegos, para estudiar los temas científicos relacionados con las características del coronavirus ayudará a niños, niñas y adolescentes a ser más conscientes de la situación y a comprender más las restricciones adoptadas.
- Dar ejemplo. Las personas adultas deben ser las primeras en seguir los comportamientos correctos ante la crisis provocada por el coronavirus. Por ello, es esencial que tengan cuidado y eviten expresar sentimientos negativos frente a niños, niñas y adolescentes. Es muy importante que las personas adultas sigan las recomendaciones y restricciones e involucren a sus hijos o hijas a hacer lo mismo.
- Mantener la rutina. En la medida de lo posible, no cambie sus comportamientos y hábitos, es fundamental para no crear focos adicionales de ansiedad y estrés. Si no pueden ir a clase ni asistir a las actividades recreativas habituales, es importante mantener, aunque sea en casa, una sensación de normalidad a través de los juegos y el estudio.
- No discriminar. Evite comportamientos o declaraciones que sean discriminatorias contra las personas infectadas por el coronavirus o hacia personas de cierta comunidad autónoma o país. De nuevo, las personas adultas deben ser ejemplo y explicar a niños, niñas y adolescentes que cometen actos discriminatorios y que este es un comportamiento incorrecto.
- Aprovechar el potencial de los entornos digitales. Para reducir la sensación de aislamiento, los ordenadores o las tablets pueden ser herramientas útiles para la socialización y el aprendizaje. Sin embargo, es necesario un acompañamiento por parte de las personas adultas, así como que estas promuevan el uso consciente y adecuado de estas herramientas.
- Realizar pequeños gestos que marcan la diferencia. Encontrar nuevas y divertidas formas de atraer la atención de los niños y las niñas para que tengan comportamientos correctos puede ayudarlos a crear pequeños pero valiosos hábitos saludables. A veces, incluso una simple canción puede ayudar a enseñar a que se deben lavar las manos durante al menos 20 segundos, no poner las manos en la boca o estornudar en el codo. Poco a poco, estas pequeñas y divertidas acciones se podrán convertir en hábitos saludables.